Puebliando por Colombia

«Puebliar» es un excelente ejercicio para salir de entornos  que son comunes y casi genéricos para las personas como yo, que vivimos en una ciudad, como por ejemplo las avenidas con trancones llenos de carros de las mismas marcas, los restaurantes de comidas rápidas con el mismo sabor y la misma decoración, y centros comerciales con los mismos pasillos, entre otras cosas (sin desconocer que todas las ciudades tienen lugares maravillosos para conocer).

En contraste, la mayoría de pueblos que conozco tienen una atmósfera especial y una belleza auténtica dada por la tradición, pero sobretodo, permiten un estilo de vida mucho mas tranquilo que se resiste con algo de heroísmo al paso del tiempo. Ese heroísmo radica en que siempre se suele asociar estrés con progreso, velocidad con productividad y calidad de vida con consumismo.

En ese sentido, muchos personas que conozco desprecian el «atraso» de los pueblos precisamente porque no pueden desplazarse por una gran avenida, porque no tienen tantas opciones para hacer compras y porque comer algo típico les resulta mucho más exótico que ir a Mc Donalds. Así mismo,  no encuentran gracia en despertar con el canto de un gallo o en el olor a campo de una plaza de mercado. No se preguntan tampoco cuánto tiempo tomó realizar esa artesanía que compraron.

Pero si bien, la vida en una ciudad suele ser mucha mas práctica y ágil, no necesariamente es mejor, y aunque los pueblos pueden parecer un poco anticuados y aburridos para un citadino, a veces se vuelve completamente necesario bajar el ritmo, volver a lo simple y sentarse en el parque  de un pueblo toda una tarde, a ver pasar la vida sin ningún afán o pretensión.

Aquí, cinco hermosos pueblos de Colombia para hacer ese ejercicio:

1. Guatapé (Antioquia)

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Me encanta Guatapé porque tiene una arquitectura muy creativa y original. Me gustan las combinaciones de colores fuertes que tiene cada fachada, y los diseños de los zócalos, porque hay un motivo único para cada casa. Además, el pueblo está en frente de la represa de Guatapé, que es un lugar hermosísimo.

2. Villa de Leyva (Boyacá)

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Me gusta Villa de Leyva por la paz que transmite y por la belleza de la plaza principal, hecha completamente en piedra. Admiro que a pesar de ser uno de los destinos favoritos de muchos bogotanos, ha conservado su originalidad (sin querer parecerse a una pequeña ciudad llena de comercio). También me gusta la dinámica cultural que tiene, los hostales típicos, el festival de Cometas en agosto, y el Festival de Luces en Diciembre.

3. Santafé de Antioquia (Antioquia)

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Lo que más me gusta de Santafé de Antioquia es que es un pueblo cinéfilo. Cada año se realiza en este pueblo un Festival de Cine que ha tomado mucha fuerza y ha traído invitados internacionales muy importantes, además también se realizan proyecciones de películas al aire libre en el parque Santa Bárbara varias veces al mes. Y me gustan muchísimo los enormes ventanales de todas las casas y las fachadas en piedra.

4. Raquira (Boyacá)

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Raquira es un pueblo boyacense dedicado a la artesanía por excelencia. Me gustan los mercados llenos de colgantes y todas  las cosas hermosas hechas a mano que se pueden encontrar allá. También tiene una arquitectura muy linda con balcones muy  coloridos.

5. Marsella (Risaralda)

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Marsella es un pueblo supremamente paisa, rodeado de cafetales. Me gustan su casonas típicas del eje cafetero, y recomiendo visitar la Casa de la Cultura, para conocer desde el primer radio que llegó al pueblo hasta la exposición de fotos de las reinas, los boxeadores,  y los personajes típicos del pueblo, entre otras cosas. También vale la pena visitar el Jardín Botánico y comer bandeja paisa al frente de la plaza principal.